Ya lo hemos visto en publicaciones anteriores de nuestro equipo donde nombramos la gestión ambiental de los espacios verdes en ciudades urbanas, la fuerte presencia de las soluciones basadas en la naturaleza (SBN) en proyectos de infraestructura de América Latina, la naturalización urbana como herramienta para potenciar la generación de servicios ecosistémicos y todo este rol de la naturaleza como gran beneficio intangible que nos genera experiencias individuales y colectivas cuando estamos rodeados de ella.
A su vez, no es nuevo para distintos países del mundo que se estén tomando medidas para aumentar el acceso a espacios verdes dentro de las zonas urbanas mediante un cambio de la gestión de las ciudades que permita lograr un beneficio más allá del económico. Este tipo de gestión tiene miradas en el ordenamiento territorial, con enfoque en biodiversidad, cambiando un poco el urbanismo común, a un urbanismo integrado con elementos naturales: la infraestructura verde y la infraestructura Azul.
Estos dos tipos de infraestructura, que van siempre de la mano, son una herramienta de eficacia probada que aporta beneficios ecológicos, económicos y sociales mediante soluciones naturales. La infraestructura verde hace referencia a lo natural, y la infraestructura azul, a los cuerpos de agua. Cuando ambas herramientas se incorporan a la planificación del territorio, es posible lograr un paisaje complejo pero completo, que brinde también beneficios físicos y psicológicos.
Pero no solo es incluir algunos árboles a las ciudades, es lograr que todos los elementos naturales y cuerpos de agua estén interconectados con la ciudad. Que esta conectividad se logre mediante redes naturales y biológicas inmersas en la infraestructura urbana, y que se logre lo que en Fronda procuramos incentivar y trabajar: un grupo de ciudades que tengan un gran valor por su calidad ambiental.
Ahora, para lograr todos estos beneficios que tanto hemos mencionado, es imprescindible tener en cuenta los componentes de la infraestructura verde:
- Las zonas protegidas que pueden encontrarse dentro de las zonas urbanas y que son importantes dentro del ordenamiento territorial
- Ecosistemas sanos y zonas de alto valor ecológico que pueden ser parte de la conectividad, como los humedales, llanuras aluviales, litorales, praderas y bosques naturales
- Elementos naturales de alto valor paisajístico como cursos de agua o setos que pueden actuar como pasillos verdes y aumentar la conectividad
- Elementos urbanos como parques, fachadas y cubiertas verdes que aumenten el funcionamiento de los ecosistemas y la prestación de servicios socio-ecosistémicos
- Elementos que favorezcan la adaptación y mitigación al cambio climático
- Retazos de hábitats recuperados o restaurados para aumentar la migración y dispersión de especies
- Elementos artificiales tipo ecoductos o puentes verdes que favorezcan la movilidad a través de barreras infranqueables
- Áreas multifuncionales que promuevan el uso de suelo respetuoso con el medio ambiente, tales como espacios donde coexistan usos agrarios, forestales, recreativos y de conservación con la naturaleza
¿Se imaginan si logramos tener ciudades con todos estos componentes?, ¿Qué tal sería si cumplimos con la regla 3-30-300 que nombra la OMS?
Que desde nuestra ventana podamos ver por lo menos 3 árboles, que, al salir y mirar al cielo, podamos ver coberturas vegetales de al menos 30 metros a nuestro alrededor, y que no debamos caminar mas de 300m para encontrar un espacio verde donde podamos compartir con la naturaleza y la gente.
Nada es imposible; con trabajo en equipo, buena comunicación, y el respeto de nuestros derechos, podremos lograr día a día estos cambios que nos llevaran a vivir en ciudades maravillosas.
Referencias
Calaza Martínez, P. (2024). Ser o ser de la infraestructura verde urbana. Equipamientos y servicios municipales.
Calaza Martínez, P. (2022). Infraestructura verde como sistema natural de salud pública. El caso de La Coruña. 82-97. En Diputación de Barcelona: Ciudad y Salud. Servicio de Urbanismo de la Diputacióń de Barcelona.
Haene, E. (2020). Biocorredores de la ciudad autónoma de Buenos aires, un modelo demostrativo para la Argentina
Higueras García E. (2013). La ciudad como Ecosistema urbano
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